"Señor, no te pido milagros ni augurios, sino el poder de cada día. Enséñame el arte de los pequeños pasos. Hazme observador e ingenioso, para que en el ajetreo de la vida cotidiana pueda detenerme a tiempo en los descubrimientos y experiencias que me emocionan. Enséñame a gestionar bien el tiempo de mi vida. Dame el discernimiento para distinguir lo primario de lo secundario. Pido el poder de la templanza y la medida, para que no pueda revolotear o deslizarse por la vida, sino planificar sabiamente el día, ser capaz de ver los picos y los valles, y al menos de vez en cuando encontrar tiempo para disfrutar de las artes. Ayúdame a entender que los sueños no se pueden evitar. Ni sueños del pasado, ni sueños del futuro. Ayúdame a estar en el aquí y ahora y a tomar este momento como el más importante. Evita que crea ingenuamente que todo en la vida tiene que ser fácil. Dame una conciencia clara de que las dificultades, los fracasos, los contratiempos y las desgracias son sólo una parte natural de la vida, a través de la cual crecemos y maduramos. Recuérdame que el corazón a menudo discute con la mente. Envíame a alguien que tenga el valor de decirme la verdad en el momento oportuno, pero que me la diga con cariño. Sé que muchos problemas se resuelven sin hacer nada, así que enséñame a tener paciencia. Sabes lo mucho que necesitamos la amistad. Dame para ser digno de este hermosísimo y gentil Don del Destino. Dame la rica imaginación para dar a alguien el calor que necesita en el momento oportuno, en el lugar adecuado, en silencio o hablando. Haz de mí una persona que sepa llegar a los que están bastante "deprimidos". Mantenme a salvo del miedo a perderme algo en la vida. No me des lo que deseo, sino lo que realmente necesito. Enséñame el arte de los pequeños pasos.

Antoine de Saint-Exupéry