Una parábola insólita sobre nuestra percepción de la vida

Un profesor, dirigiéndose a un auditorio, contó un chiste. Era una de esas anécdotas divertidas de la vida que pueden alegrar a cualquiera..... Y cuando terminó, todo el público soltó una carcajada.

Al cabo de unos 15 minutos, el conferenciante vuelve a contar el mismo chiste. Esta vez sólo unos pocos sonríen y la mayoría se encoge de hombros, sorprendida. Algunos incluso fruncen el ceño, probablemente preguntándose si el profesor tiene buena memoria.

Media hora más tarde, el profesor contó el mismo chiste por tercera vez, pero nadie más se rió.

El conferenciante miró al público y dijo: "No podéis reíros siempre del mismo chiste... Entonces, ¿por qué os permitís llorar siempre por lo mismo?".