Foto de perfil

RiseFuera de línea

0 de 5
0 Estimaciónes
  • Granada
  • Арагорн
  • Foto del perfil de Rise

    Rise

    1 año, 5 meses hace

    Un día, un joven se acercó al Maestro y le dijo:

    - He acudido a ti porque me siento tan miserable y despreciable que no quiero vivir. Todo el mundo a mi alrededor dice que soy un perdedor, un vago y un idiota. ¡Por favor, Maestro, ayúdame!

    El maestro echó un vistazo al joven y contestó apresuradamente:

    - Lo siento, pero estoy muy ocupado en este momento y no puedo ayudarte de ninguna manera. Tengo asuntos muy importantes que atender -añadió tras un momento de vacilación-, pero si usted me ayuda con mis asuntos, yo estaré encantado de ayudarle con los suyos.

    - Con... mucho gusto, amo -murmuró, notando con amargura que una vez más lo dejaban de lado.
    - Muy bien", dijo el Maestro y se quitó del meñique izquierdo un pequeño anillo con una hermosa piedra.

    - Coge tu caballo y cabalga hasta la plaza del mercado. Necesito vender este anillo lo antes posible para pagar mi deuda. Intenta conseguir más por él, ¡y no te conformes con menos de una moneda de oro! Así que vaya y vuelva en cuanto pueda. El joven cogió el anillo y se marchó. Cogió el anillo y se marchó al galope. Cuando llegó al mercado se lo ofreció a los comerciantes, que al principio lo miraban con interés.

    Pero en cuanto se enteraron de la moneda de oro, perdieron el interés por el anillo. Algunos se rieron abiertamente en su cara, otros le dieron la espalda, y sólo un anciano comerciante le explicó amablemente que una moneda de oro era un precio demasiado alto para un anillo así, y que sólo podía comprarse en cobre, o como mínimo en plata.

    El joven se disgustó mucho al oír las palabras del anciano, pues recordó el mandato del Maestro de no bajar el precio por debajo de una moneda de oro. Tras recorrer el mercado y ofrecer el anillo a un buen centenar de personas, el joven ensilló de nuevo su caballo y regresó. Muy desanimado por el fracaso, acudió al Maestro.

    - "Maestro, no he podido cumplir tus órdenes -dijo con tristeza-. - Como mucho podría conseguir un par de monedas de plata por el anillo, ¡pero no me dijiste que me conformara con menos de una moneda de oro! Ese anillo no vale tanto.

    - ¡Acabas de decir unas palabras muy importantes, hijo! - El Maestro respondió. - Antes de intentar vender un anillo, conviene determinar su valor real. ¿Quién mejor para hacerlo que un joyero? ¿Por qué no vas y le preguntas al orfebre cuánto puede ofrecernos por el anillo? Te diga lo que te diga, no lo vendas, vuelve conmigo. El joven volvió a montar y se dirigió al joyero.

    El joyero miró el anillo con lupa durante largo rato, luego lo pesó en una pequeña balanza y finalmente se volvió hacia el joven:

    - Dile al Maestro que ahora mismo no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro. Pero si me da tiempo, compraré el anillo por setenta, dada la urgencia del trato.

    - ¡¿Setenta monedas?! - el joven rió alegremente, dio las gracias al joyero y volvió con el maestro.

    - Siéntate aquí", dijo el Maestro mientras escuchaba la animada historia del joven. Y que sepas, hijo mío, que tú eres ese anillo. ¡Precioso y único! Y sólo un verdadero experto puede juzgarte. Entonces, ¿por qué vas por el mercado esperando que lo haga el primero?

Amigos

Foto de perfil
Sun
@sun-rise
Foto de perfil
Alex
@aria-film
Foto de perfil
Casa
@aria
Foto de perfil
Vladi
@idol

Encontrar amigos

Encontrar amigos





indique su sexo



Especifique su ciudad



Indique su país