Hay una vieja parábola judía. Una vez, un burro cayó accidentalmente en el pozo de un granjero. Mientras el granjero pensaba qué hacer, el animal estuvo haciendo ruidos lastimeros durante horas, lo que molestaba a todos, y lo único que quería el granjero era que se callara. Así que el granjero tomó una decisión. Pensó que el burro era viejo y ya no hacía falta en la granja, y el pozo hacía tiempo que se había secado y también era inútil. Invitó a todos sus vecinos a hacer dos cosas a la vez: llenar el pozo para que ningún HOMBRE cayera en él y, al mismo tiempo, enterrar y "callar" al burro. Todos cogieron palas. El burro se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y empezó a chillar aún más fuerte de lo que lo había hecho, obligando a todos a trabajar aún más deprisa. Al cabo de un rato se calló. Una vez decidido que el trabajo estaba hecho, todos miraron dentro del pozo y se quedaron atónitos al ver al burro de pie en el borde.....

Todos se quedaron estupefactos ante lo que veían. Con cada terrón de tierra que caía sobre su lomo, el burro hacía algo absolutamente increíble: se sacudía y se ponía de pie sobre la tierra vertida.

Mientras los vecinos del granjero seguían echando tierra en el pozo con diligencia, cada vez el animal se sacudía y subía un peldaño más. Muy pronto, todos se asombraron al ver al burro subir, saltar por encima del borde del pozo y salir corriendo como un águila.

Siempre encontrarás mucha suciedad en la vida, y cada vez el destino y la gente te enviarán más y más porciones de "tierra cruda". Cada vez que caiga un terrón de este tipo, sacúdete y levántate. Cada uno de los problemas que surgen es una oportunidad para llegar más alto. Si no te detienes y no te rindes, podrás salir de cualquiera, incluso del pozo más profundo. Y si fracasas, sabrás que has estado moviéndote todo este tiempo, y no asfixiándote bajo tierra.

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